15.7.10

la última de habacuc


La última patochada de Guillermo Vargas "Habacuc" vino hace justo un mes, con su acción en la XXXI Bienal de Pontevedra, cuando presentó su obra portando una camiseta con el texto "camiseta" y las tres últimas letras en mayor tamaño que las demás. Un acto propio de su mal gusto, donde optó por ofender a los ciudadanos de un país herido por el terrorismo con la palabra ETA en su ropa, y tuvo luego la indecencia de asegurar que aquel era "un soporte para su trabajo".

Vargas se hizo famoso en 2007 cuando dejó que un perro muriera de hambre en la Galería Códice de Managua, como parte de la obra Eres lo que lees. Aunque él aseguró que se trataba de un acto de denuncia sobre la muerte de un yonqui nicaragüense en Costa Rica, la instalación despertó la repulsión de medio mundo y demostró que las leyes contra el maltrato animal en Nicaragua no son mejores que las españolas.

El mal gusto de Guillermo Vargas es una constante en su carrera. Aparte de su famosa Exposición #1, otras de sus obras incluyen una comida preparada con sudor de inmigrante en Italia o un mensaje escrito con basura y arrastrado por la marea.


Creo que los desvaríos de esta especie de freak no deben decirnos nada sobre él sino sobre nuestra sociedad perversa. ¿Qué clase de artista es Guillermo Vargas? Conozco a los tipos de su clase, porque suya es la típica basura que suele conformar el grueso de ferias como ARCO, y familiarizarse con ella es normal en una Escuela de Arte, donde te enseñan que debes respetar y admirar esa mierda porque es transgresora, las reglas están para romperlas y tú debes imitarlo.

¿Qué clase de sociedad permite que una estafa andante como Habacuc exponga a modo de artista? ¿Quién es este hombre? Este hombre es alguien que ha hecho de su obra y su persona un reclamo ambulante; todo en él es un producto hecho para escandalizar y, mediante el escándalo, generar dinero. Nada más. Él lo sabe, sabe que la gente es impresionable y que un poco de carnaza le reportará repercusión, y la repercusión beneficios. Y la sociedad idiota, hedonista y petulante, ansiosa por un poco de morbosidad, por un pellizco de novedad está dispuesta a todo.
Cuando veo a la multitud de rebeldes de diseño snob poniéndose morados a base de tortilla con sudor de inmigrante me causa repulsión, porque creo ver algo casi babilonio, de una decadencia vista sólo en las viejas ciudades romanas, de una gente enferma de ganas de destacar, de dar que hablar. Me dan arcadas.

Por eso, que este tipo alcance notoriedad es un ejemplo más de cómo el arte se ha ido por el desagüe del retrete. A Habacuc no habría que perseguirlo ni prohibirlo, simplemente dejarlo de lado, ignorarle. Pero sigue exponiéndosele y dándosele un sitio en las galerías y en las bienales. Y lo peor es que hay gente que va a verlo y dicen: "esto es arte".

imagen | Artespain

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